Porque somos vulnerables.
Fotos honestas. Imágenes reales que muestran lo que nos genera confianza, pero también lo que nos da temor. Porque no todo es sonrisas; tampoco tiene por qué serlo.
Porque hay días en los que nos sentimos vulnerables. Y nos duele. Y no somos siempre los más fuertes ni los más valientes.
Porque lloramos, nos equivocamos. Hablamos de más y pensamos menos.
Porque hay cosas que nos encantan de nosotros y otras que sencillamente empezamos a aceptar y amar poco a poco.
Porque siempre habrá cosas que nos gusta que nos digan y otras que no quisiéramos escuchar.
Y, ¿qué importa?. Ser vulnerables nos hace crecer. Equivocarnos nos hace reevaluar nuestras decisiones. Ser humanos nos hace perfecta y maravillosamente imperfectos. Nos hace reales. Nos hace diferentes. Auténticos.
Y, en esos días en los que nos sentimos débiles (desde el contexto que lo queramos ver), como dice una amiga de la vida, hay que SOLTAR.
Aprendiendo de la imperfección y amando nuestra realidad. A veces con más facilidad que otras veces, pero aprendiendo de ella.