¿Por qué contar la Calorías es un Grave Error?
Contar calorías es algo que muchos hacen. De hecho, las calorías, es algo que le exigen a las marcas incluir en las tablas nutricionales (en el caso de los productos empacados o procesados). Es más, muchos especialistas en nutrición son expertos en ello y pareciera que han memorizado el contenido calórico de un montón de alimentos. Y bueno, esto es una base para que entendamos la proporción de los alimentos, pero, ¿es en realidad esto lo que funciona?
Nos concentramos en cuántas calorías nos comemos y cuántas quemamos y, de esta forma, dependiendo de nuestro objetivo, ya sea mantenernos o reducir “peso”, entonces así ismo consumimos las calorías.
Pero, ¿qué es lo que pasa con ello?
Es curioso que, cuantas más cuentas calorías, menos les prestas atención a la comida que tienes en frente. Tu plato se vuelve una hoja de cálculos y no una mezcla de alimentos que se supone debes disfrutar. Todo lo que vez es números y al final, notas que se vuelve una obsesión.
Elijes el plato con menos calorías o la gaseosa que dice “zero” pero eso no te va a subir de peso.
Ahora pregunto, ¿qué tanto le aporta tu cuerpo esa gaseosa que contiene cero calorías?
A algunos les funciona, otros -muchos- lo hacen porque les mandan a hacerlo y, otros decidimos perder esa batalla de contar las calorías y enfocarnos en pensar qué es lo que cada alimento le brinda a nuestro cuerpo. La restricción jamás será el camino hacia una vida saludable y balanceada; esta, solo será la entrada a la obsesión, ansiedad y, por qué no, a algunos desórdenes alimenticios que pueden terminar mal.
Así que, acá no podemos decirte qué debes o no debes hacer, pues tú mismo eres quién toma la decisión. Pero lo que si podemos hacer es darte razones para enfocarte en la calidad y no en los números.
6 razones para Dejar de Contar las Calorías
1) “Creer que consumir más calorías equivale a aumentar de peso”, no es totalmente cierto.
De acuerdo con el estudio de China realizado por Colin Campbell, los chinos consumen más calorías que los estadounidenses. Y, ¿cuál población tiene más porcentaje de obesidad? Tú juzga.
Recuerda que de qué está compuesto el alimento que tienes en tus manos, es más importante que solo el número de calorías que contenga. Puede que una gaseosa no contenga casi calorías, pero con seguridad no te nutrirá; mientras que una ensalada de frutas, contendrá más calorías, pero le brindará a tu cuerpo, vitaminas, minerales y fibra; y esto, al final, es mucho más valioso.
“La calidad de las calorías que entran puede afectar la cantidad de calorías quemadas.” – Dr. Ludwig, investigador de obesidad
2) Los nutrientes varían según la estación, la variedad, la madurez, etc.
Imposible lograr analizar cada variedad de tomate de cada región de cada estación a partir de diferentes condiciones de cultivo (es decir, orgánico frente a convencional) y cualquier otra variable de nutrientes, en especial las calorías. Usualmente, entre más maduro esté un fruto, este es más dulce y contiene más calorías… y, ¿eso lo miden y ajustan cada vez? Emmm, no.
3) Las etiquetas pueden mentir.
Las leyes de etiquetado de la FDA permiten un margen de error del 20% en el panel de información nutricional; lo cual significa que tu tarro de helado favorito podría tener 600 calorías en vez de 500.
4) Las calorías no son las mismas calorías.
¿Cómo es eso?
Masticar demanda energía, tragar y hacer digestión, también. En promedio, una persona usa alrededor del 10% de su gasto de energía diario para digerir y absorber alimentos, pero este porcentaje varía según el tipo de alimento que consume.
Los científicos tienen tres nombres para este fenómeno: termogénesis inducida por la dieta, el efecto térmico de los alimentos, y la acción dinámica específica.
En todo caso, las proteínas consumen la mayor cantidad de energía para digerir (20-30% de las calorías totales ingeridas), los carbohidratos (5-10%) y las grasas (0-3%).
Okkkey, ¿y entonces, a qué grupo pertenece la gaseosa?
5) Concentrarnos en las calorías podría restringirnos de alimentos saludables.
Evitamos el banano porque es muy “dulce y calórico”, o las grasas porque son altas en calorías; pero NO TENEMOS EN CUENTA los beneficios que obtendremos de estos alimentos.
Los alimentos reales, quienes brindan en mayor proporción vitaminas, minerales y grasas saludables pueden ser, en algunos casos, más calóricos que el paquete de galletas “bajo en calorías”, pero con seguridad le harán mucho más bien a tu cuerpo, y si los comes de manera inteligente, si eres de aquellos a quienes les importa el peso, seguro no te lo aumentarán.
6) Demasiadas matemáticas.
¿En verdad te pondrás a contar calorías a diario? Además de perder tiempo, podría hacerte sentir frustrado, ansioso y hasta aburrido por no comer lo que quieres comer. En cambio, piensa en nutrientes, en minerales, en vitaminas y en lo que cada alimento que tienes en tu mano o plato le brindará a tu cuerpo.
*Los valores son aproximados y claramente dependen del tipo de helado y las uvas que elijas. Esto es solo una referencia cercana con propósitos educativos.
Y entonces, ¿qué hacer en vez de contar calorías?
- Escucha tu cuerpo, obsérvalo. Nota las sensaciones antes, durante y después de comer los alimentos.
- Come cuando tengas hambre.
- Come con atención plena. Saborea los alimentos, reconoce su textura y aroma.
- Ten siempre a la mano comida real, comida saludable. Porque con seguridad, lo e “más fácil acceso” será siempre comida procesada.
- Esfuérzate por consumir alimentos saludables, llenos de colores. Pero sobretodo, concéntrate en hacer que lo disfrutes, que tus planos no sean desabridos ni planos. Comer saludable no es complicado, es cuestión de combinar adecuadamente.
- Sí eventualmente quieres consumir un alimento alto en calorías y “poco saludable”, HAZLO. Pero hazlo con consciencia, identificando el momento y el por qué lo haces. Y, sobre todo, DISFRÚTALO.
Todo esto no solo es más fácil, sino que es SOSTENIBLE. Al alimentarte de esta manera, no solamente estarás saludable, sino que, si eres de quienes piensa en el peso, tu cuerpo encontrará el número ideal para este en cuanto cambies tus hábitos.